El impacto de la llegada de Internet fue tan grande que hoy es imposible imaginar cómo sería el mundo sin banda ancha o WiFi, especialmente para las generaciones más jóvenes. Las redes sociales, especialmente, han cambiado tanto la forma de comunicarnos, como también de consumir productos y servicios y por qué no, la manera de conseguir empleo. ¿Cuántas veces has solucionado problemas con un proveedor a través de un tuit? ¿Cuántas veces has tenido que imprimir tu CV para presentarte a una entrevista de trabajo?

Mientras algunos aprovechan el anonimato que ofrece la red, muchas veces olvidamos que nuestros perfiles online exponen también nuestra identidad. A veces, olvidamos que lo que hacemos en el mundo virtual puede tener consecuencias en el mundo real. Dada la enorme cantidad de interacciones en redes sociales, e-mails, videos y páginas web, es importante considerar ciertos aspectos, especialmente si usamos nuestro nombre completo y estamos asociados públicamente a una empresa.

A continuación, 8 tips para cuidar tu imagen online.

Piensa antes de postear

Ten en cuenta la implicancia que puede tener tu posteo en un futuro. ¿Te gustaría volver a leer este comentario o ver esta foto en un mes, dos años? ¿qué pensarían tus clientes o potencial cliente si lo leyera o viera?

Sé neutral

¿Qué significa esto? Dejar de lado cualquier tipo de emoción o tono en nuestra comunicación. Sin gestos, lenguaje corporal, expresiones faciales o tonalidades de voz que acompañen lo que decimos, lo escrito en el mundo virtual tiene altas probabilidades de ser malentendido y/o malinterpretado. Lo ideal es generar contenido claro y evitar ambigüedades. No busques ser gracioso, sarcástico, pasivo-agresivo o hacer insinuaciones.

Sigue reglas de gramática y puntuación

Hay una diferencia muy grande en la imagen que proyectas al escribir -xq- o -porque- o -por qué-, ya sea en SMS, redes sociales, mails o blogs. Como profesional, es mejor usar palabras y oraciones completas: no olvides que representas a una compañía. De todas maneras, dependiendo el entorno y nivel de confianza en que te encuentres, ciertas abreviaciones y emoticones pueden ser utilizados.

Ten en cuenta tu receptor

Tener presente a quién nos estamos dirigiendo va a ser un hecho fundamental a la hora de decidir cómo nos comunicamos y qué lenguaje utilizamos. No va a ser igual conversar con tu compañero de trabajo que con un potencial cliente o posible empleador, a quien sólo hemos visto un par de veces.

Ten en cuenta en qué medio te encuentras

Así como es importante saber con quién nos comunicamos, es necesario comprender que las reglas cambian según la red sociales que estemos utilizando. El lenguaje varía si estamos escribiendo en un blog, redactando un email, chateando o enviando mensajes de texto.

Considera quién quieres ser en Internet

Internet es un espacio público y libre, y a pesar de algunas leyes recientemente aplicadas sobre casos de difamación, los usuarios pueden prácticamente decir lo que quieran, cuando quieran y como quieran. Ahora bien, cuanta más información real acerca de nuestra identidad ponemos en la red, más cuidado hay que tener con lo que decimos, publicamos o compartimos. Nunca sabemos quién está mirando, ni las consecuencias que puede tener, ya sea para con nosotros como individuos o para nuestra empresa.

Evita publicar información personal, de tu familia o inclusive de transeúntes desconocidos

Especialmente, cuida a tus hijos: resguarda su imagen y evita tenerla como foto de perfil o publicar lo que hacen a cada segundo en las redes. Nunca sabemos quién puede estar mirando. A su vez, si no contamos con el permiso explícito de un tercero deberíamos tratar de resguardar su imagen. Vale la pena preguntarse, ¿me gustaría que publiquen una foto mía en esa situación?

Elegí cuidadosamente tu foto de perfil de Whatsapp y redes corporativas

A todos nos gusta divertirnos, tomar una cerveza o andar el traje de baño, pero es preferible dejarlo para nuestros amigos y mostrar una imagen más formal o en su defecto.

Al vivir, hiperconectados, en general somos grandes conocedores de las redes sociales y sus lenguajes. Aún así, a veces nos gana la emoción del momento por contar lo que estamos haciendo o despotricar sin medida ante el servicio de turno que no funciona como quisiéramos, justo cuando más lo necesitamos. Ya sea por cuestiones personales o profesionales, es importante pensar bien antes de publicar. Uno nunca sabe qué efecto puede tener esa queja, esa fotografía, el día de mañana.